La pérdida de belleza en la piel es debida en muy buena medida a la frecuente actividad de sus enemigos principales.
Es importante estar consciente de ellos para controlarlos en cuanto nos sea posible, conservando así por más tiempo la lozanía de nuestra piel.
Existen ciertas situaciones de la vida diaria que afectan la salud de la piel, muchas veces sin darnos cuenta:
Interrupciones funcionales de tejidos de la piel, causando pérdida de humectación y, por consiguiente, sequedad y decrecimiento del tono de la piel desde su interior.
Influencias climáticas negativas y los rayos ultravioletas, causantes de sequedad de la piel desde afuera y el envejecimiento precoz.
Trato descuidado de la piel.
Los malos hábitos y el estrés.
¿Cómo se lucha contra estos enemigos?
Enemigo 1: Malos hábitos
La interrupción funcional de la piel puede ser pospuesta ayudando al cuerpo desde adentro con una dieta adecuada, ya que cada célula del cuerpo se forma y alimenta de lo que comemos, el aire que respiramos y el líquido que bebemos.
La imagen saludable de la piel y una juventud duradera dependen del apoyo del torrente sanguíneo, que tiene que llevar elementos saludables a todo el cuerpo.
Actividades tales como los deportes y ejercicios son importantes para estimular y promover esta entrega a través de la circulación de la sangre. La vitalidad o declino de la piel facial depende también en gran medida de una adecuada circulación producida por ejercicios faciales... este proceso ayuda al mantenimiento del tono de la piel. Una sangre saludable es creada por una selección inteligente de lo que se come. Comer de forma desequilibrada, consumir grasas animales en exceso y beber alcohol sin moderación son factores que multiplican los radicales libres y perturban la microcirculación. El alcohol y el café, por ejemplo, atacan directamente a la elastina y al colágeno de la piel.
Por el contrario, las vitaminas son aliadas naturales de la piel. Seguir una dieta natural y rica en frutas y verduras proporciona al organismo vitalidad, bienestar y belleza.
Enemigo 2: El sol y el clima
Es uno de los mayores enemigos de nuestra piel cuando nos exponemos a él en exceso y sin protección. ¿Sus efectos? Pérdida de elasticidad, firmeza, luminosidad, arrugas marcadas, aparición de manchas…
Las influencias climáticas pueden ser combatidas con un cuidado adecuado de la piel. Es necesario limpiar, nutrir y proteger a la piel de acuerdo a las características personales de sequedad o grasitud. Además, debe protegerse la piel contra los efectos dañinos de los rayos ultravioletas del sol aplicando un buen bloqueador solar antes de exponerse. El humo de los coches y las partículas contaminantes que hay en la atmósfera pueden acelerar la producción de radicales libres, principales responsables del envejecimiento. Y, además, ralentizan la renovación celular y producen irritaciones en la piel.
Enemigo 3: El tabaco
Mucho se ha hablado en estos primeros días del año del tabaco. Y, cómo no, también de sus efectos nocivos en la piel. Así, la piel de una fumadora tiene mucha mayor tendencia a deshidratarse, así como una deficiencia crónica de vitaminas y minerales, en particular vitamina C. Como el riego sanguíneo es más deficitario, la piel aparece apagada, castigada y falta de vida.
Enemigo 4: El descuido de la piel
El trato descuidado puede convertirse en un verdadero problema para la piel. Sin importar la calidad de la piel, ciertas reglas fundamentales deben obedecerse.
Por ejemplo, con el cuidado diario de limpiar, secar, poner crema y aplicar un removedor de maquillaje, la piel está mejor tratada. Tironear la piel con la mano hará que tarde o temprano se estire.
Sostener la cabeza con la mano o dormir sobre una mano pertenece a esta categoría, porque sin querer se estiran algunos tejidos. Otro mal hábito es tironear la piel de la garganta.
La piel más sensible del rostro es la que se encuentra en la zona del párpado inferior, y cada pequeña frotación con la mano o una tela, en poco tiempo causa problemas en el área. Todas las manipulaciones de la piel deben hacerse de tal forma que la piel no sea movida, porque la piel sólo puede moverse estirándola.
La piel de un niño, cuando se mueve, siempre regresará a su condición original, porque tiene presente suficiente elasticidad. Pero incluso en los niños debe prevenirse el mal hábito enseñándoles desde pequeños a lavarse y secarse sin estirar la piel. Los golpecitos suaves con una toalla son la mejor forma de secar la piel.
Enemigo 5: El estrés
No se puede negar que una etapa de estrés puede afectar, y de qué manera, a nuestra piel. La cara es el espejo del alma, reza un dicho popular, una verdad más que probada, pues el estado psíquico de cada persona también se refleja en la piel, que aparece apagada.
Enemigo 6: Dormir poco
Si el estrés no le va bien al cutis, tampoco la falta de horas de sueño. El descanso nocturno es fundamental para prevenir el envejecimiento prematuro porque durante este periodo el organismo limita al mínimo la producción de radicales y al mismo tiempo elimina o neutraliza aquellos que se han producido.
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